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  • Foto del escritorDra Patricia Montull

La curiosa evolución de los implantes mamarios.


Mucho antes del primer intento de prótesis mamaria, durante el siglo XIX, los corsés eran super tendencia.


Se creía que tenían la capacidad de aumentar los senos de las damas, pero nada más lejos de la realidad, lo que conseguían con ello era aplastar el pecho y evitar que creciese. Las mujeres menos pudientes se aplicaban tratamientos tópicos que prometían ser «elixires de crecimiento» para las mamas como la manteca de coco o el aceite de oliva puro, obviamente sin éxito. Y otras mujeres se colocaban grandes ventosas en los senos para conseguir que estos crecieran. Una especie de “jet-extender" para pechos.


Ya a finales del siglo XIX, concretamente en 1895, podemos encontrar la primera intervención de aumento de pecho documentada, realizada por Czerny, un cirujano checo, que realizó un aumento utilizando un tumor benigno de grasa de la espalda de la propia paciente.


A partir de entonces, cirujanos de todo el mundo comenzaron a experimentar con todo tipo de materiales a su alcance: con inyecciones de parafina líquido en el tejido mamario, otros utilizaron bolas de vidrio, esponjas, ovillos de lana... Todos estos procedimientos provocaron graves complicaciones en las pacientes, por lo que fueron descartados.


Entre 1940 y 1950 llegó el “cuerpo femenino perfecto” de la mano de Marilyn Monroe. que por cierto nunca se operó de aumento mamario: Un bellezón de cintura pequeña, senos prominentes y trasero voluptuoso. Marilyn Monroe se convirtió en la auténtica musa de aquella época, para hombres , mujeres y cirujanos, pues el interés sobre los procedimientos quirúrgicos para aumentar los senos no hacía más que crecer. El boom se disparó cuando Playboy publicó su primera edición en 1953 con Marilyn Monroe como portada.


Todavía no existía una clase de prótesis considerada ideal por la Sociedad Médica, y se empezó a estudiar la silicona como posible candidata. Pero las japonesas se adelantaron a esos estudios llegando a inyectarse ellas mismas silicona industrial en sus pechos con resultados desastrosos.


Finalmente en 1961 se fabricó la primera prótesis de mama de silicona, y la primera en recibirla fue una perra llamada Esmeralda. Un año después, Timmie Jean Lindsey se convirtió en la primera mujer en recibir un implante de silicona con éxito.


Durante la década de los 70 comenzaron a mejorarse estos implantes de silicona hasta nuestra época, mejorando su riesgo de contractura capsular al mismo tiempo que daban un aspecto mucho más natural al pecho operado.


Hoy en día, los implantes mamarios son más seguros que nunca, pero es curioso echar la vista atrás y pensar en la cantidad de tentativas fallidas…

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